La evitable ascensión de Arturo Ui

17 01 2015

Anoche tuvimos la oportunidad de ver el montaje del CAT de la obra de Bertolt Brecht, una interesante propuesta de que nos habla del auge de comportamientos totalitarios y represores en medio de la crisis y la corrupción política. Esperamos vuestras reseñas de la obra.

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Efemérides y proyectos (I)

30 12 2014

Durante este trimestre no hemos dejado nuestro proyecto de videopoemas relacionados con diferentes efemérides literarias. Desde Garcilaso a Alberti, de Gloria Fuertes a Bécquer hemos disfrutado de la lectura:

 





Un homenaje al cine musical

31 08 2010




Repasando clásicos

6 06 2010

Para las horas de vuelo hasta NY me decanté por el caballo ganador y acudí a mi cita con libros «clásicos». Si hace un par de años mi redescubrimiento fue Dickens gracias a Grandes Esperanzas, este año le tocó el turno a Galdós y Borges.

Galdós me parece un novelista con mayúsculas, el mejor y Misericordia una de las cinco mejores novela en español. En esta ocasión Nazarín llamó mi atención desde la estantería; posiblemente por mi gusto por Buñuel quien llevó al cine las aventuras -mejor dicho, desventuras- de este sacerdote místico. Nazarín desea vivir libre, conforme a las enseñanzas del evangelio, apartado de la civilización, pero la sociedad no hace más que ponerle trabas: o no lo creen o lo juzgan por loco. Como Cristo también Nazarín tendrá sus discípulos, pero unos discípulos degradados que presagian el esperpento de Valle-Inclán. En su deformación del mundo Galdós se sirve de un recurso que explotará magnificamente en Misericordia: la introducción de juegos fantásticos, que rodean de ensoñación a la propia ficción, mediante la confusión de personajes. La confusión de nazarín con un asceta árabe juega aquí este papel. Galdós retrata la inconprensión del hombre que quiere ser libre. «¡Cosas del pueblo sin ilustración!», comenta alguno de los personajes. La retrato del pueblo es fantástico: esa España rural, bruta que hizo fracasar la ilustración. Modernizar la mentalidad del país es una empresa condenada al fracaso, según resuman las páginas galdosinas. Como ventana a su época que es, la lectura es siempre placentera;  lo que unido a un dominio de la narrativa hacen de Nazarín una experiencia de lo más recomendable.

Debería haber sido en el antiguo COU, pero por cosas del destino no descubrí a Borges hasta la facultad. Ficciones y El Aleph me apasionaros hasta la fascinación. En Borges descubrí la escritura perfecta, de una perfección casi extraterrestre. Desde entonces pocas cosas suyas me quedan por leer y las que aún queda las dosifico poco a poco. Ya tocaba El libro de los seres imaginarios, escrito en colaboración con Margarita Guerrero, llevaba meses esperando en una mesa con su cubierta de El Bosco llamando mi atención. Aquí el Borges complejo deja paso al enciclopédico, pues la obra es eso: una enciclopedia de extraños seres paridos por la literatura, a manera de moderno Bestiario. Desde la mitología a los escritores coetáneos el libro muestra todo tipo de criaturas, siempre con ese lenguaje elegante, preciso característico de Borges:

EL GATO DE CHESHIRE Y LOS GATOS DE KILKENNY
En inglés existe la locución «grin like a Cheshire cat» («sonreír sardónicamente como un Gato de Cheshire»). Se han propuesto varias explicaciones. Una, que en Cheshire vendían quesos  en forma de gato que ríe. Otra, que Cheshire es un condado palatino o «earldom» y que esa distinción nobiliaria causó la hilaridad de los gatos. Otra, que en tiempos de Ricardo Tercero hubo un guardabosque, Caterling, que sonreía ferozmente al batirse con los cazadores furtivos.
En la novela onírica Alice in Wonderland publicada en 1865, Lewis Carroll otorgó al Gato de Cheshire el don de desaparecer gradualmente, hasta no dejar otra cosa que la sonrisa, sin dientes y sin boca. De los Gatos de Kilkenny se refiere que riñeron furiosamente y se devoraron hasta no dejar más que las colas. El cuento data del siglo XVIII.


Algunos enlaces:

Nazarín

El libro de los seres imaginarios

Bestiarios medievales





Inmortal Shakespeare

9 04 2010

Para que dejar de escribir se convierta sólo en una mala costumbre, iba siendo hora de que actualizara un poco el blog, pues aún tengo lecturas desde el verano esperando ser comentadas ¡malditas ocupaciones!

El primer libro que comentaré es la edición de los Sonetos de William Shakespeare en edición bilingüe de Rivero Taravillo dentro de la biblioteca Shakespeare de la editorial Alianza, pues es un libro que he ido degustando a lo largo de semanas.

Shakespeare tiene algo que supo definir muy bien Valle Inclán: recrea a la perfección sentimientos humanos. A lo largo del tiempo sus palabras mantienen una pasión inmortal, de una belleza pulida, exacta:

Cuando extraño a la fortuna y a los hombres

lamento en soledad mi pobre estado,

y al sordo cielo abrumo con mi llanto,

y viéndome maldigo mi destino,

cuando envidio del rico la esperanza

de su alta posición y sus amigos.

de éste el arte, de aquel otro la fama,

apenas satisfecho con lo mío,

si en este menos precio hacia mí mismo

por azar pienso en ti, mi ser entonces,

cual la alondra que al alba alza su vuelo

de la hosca tierra, al cielo himnos eleva.

Pues recordar tu amor me da riqueza

que no quiero camabiarme por los reyes.

(Soneto XXIX)

En muchos aspectos la poesía de Shakespeare es heredera de su época y comparte temas y visiones con escritores coetáneos, pero su talento y su sensibilidad consiguen que destaque de manera especial:

Si vivo para hacerte el epitafio,

si vives cuando esté yo bajo tierra,

no borrará la muerte tu memoria

aunque todo de mí se haya olvidado.

Vida inmortal tendrá entonces tu nombre,

aunque yo, ya ido, muera para el mundo.

La tierra me dará fosa común

cuando en los opjos de los hombres yazcas.

Será tu monumento mi poesía,

que ojos no nacidos releerán,

y repetirán lenguas venideras

cuando hayan muerto los que ahora alientan.

Aún vivirás -virtud es de mi pluma-

do más la vida alienta: en la palabra.

(soneto LXXXI)





La velocidad

15 02 2010





Miguel Hernández

25 01 2010
Tristes guerras

Tristes guerras
si no es amor la empresa.

Tristes. Tristes.

Tristes armas
si no son las palabras.

Tristes. Tristes.

Tristes hombres
si no mueren de amores.

Tristes. Tristes.

Cancionero y romancero de ausencias





Fin de Año

31 12 2009

Durante el curso mantener actualizado este blog es sumamente difícil para quien sólo tiene una vida con días de 24 horas, pues Nosololengua el blog que dedico a mis clases absorbe la mayor parte de mi tiempo.

Aun así me he prometido para estas fiestas (sí, una de esas promesas) actualizar mis lecturas para los (pocos) que me siguen, porque a pesar de pocos son escogidos y se les aprecia (mucho).

Para despedir el año y saludar al que viene (y ya son 34) unos poemas y la tradicional felicitación de Luca:

Unos cuerpos son como flores,
otros como puñales,
otros como cintas de agua;
pero todos, temprano o tarde,
serán quemaduras que en otro cuerpo se agranden,
convirtiendo por virtud del fuego
a una piedra en un hombre.

Pero el hombre se agita en todas direcciones,
sueña con libertades, compite con el viento,
hasta que un día la quemadura se borra,
volviendo a ser piedra en el camino de nadie.

Yo, que no soy piedra, sino camino
que cruzan al pasar los pies desnudos,
muero de amor por todos ellos;
les doy mi cuerpo para que lo pisen,
aunque les lleve a una ambición o a una nube,
sin que ninguno comprenda
que ambiciones o nubes
no valen un amor que se entrega.

Luis Cernuda
POEMA 5
Para que tú me oigas
mis palabras
se adelgazan a veces
como las huellas de las gaviotas en las playas.

Collar, cascabel ebrio
para tus manos suaves como las uvas.

Y las miro lejanas mis palabras.
Más que mías son tuyas.
Van trepando en mi viejo dolor como las yedras.

Ellas trepan así por las paredes húmedas.
Eres tú la culpable de este juego sangriento.

Ellas están huyendo de mi guarida oscura.
Todo lo llenas tú, todo lo llenas.

Antes que tú poblaron la soledad que ocupas,
y están acostumbradas más que tú a mi tristeza.

Ahora quiero que digan lo que quiero decirte
para que tú las oigas como quiero que me oigas.

El viento de la angustia aún las suele arrastrar.
Huracanes de sueños aún a veces las tumban.

Escuchas otras voces en mi voz dolorida.
Llanto de viejas bocas, sangre de viejas súplicas.
Ámame, compañera. No me abandones. Sígueme.
Sígueme, compañera, en esa ola de angustia.

Pero se van tiñendo con tu amor mis palabras.
Todo lo ocupas tú, todo lo ocupas.

Voy haciendo de todas un collar infinito
para tus blancas manos, suaves como las uvas.


SONETO XI

Tengo hambre de tu boca, de tu voz, de tu pelo
y por las calles voy sin nutrirme, callado,
no me sostiene el pan, el alba me desquicia,
busco el sonido líquido de tus pies en el día.

Estoy hambriento de tu risa resbalada,
de tus manos color de furioso granero,
tengo hambre de la pálida piedra de tus uñas,
quiero comer tu piel como una intacta almendra.

Quiero comer el rayo quemado en tu hermosura,
la nariz soberana del arrogante rostro,
quiero comer la sombra fugaz de tus pestañas

y hambriento vengo y voy olfateando el crepúsculo
buscándote, buscando tu corazón caliente
como un puma en la soledad de Quitratúe.

Pablo Neruda

Pues eso: ¡A SER FELICES!





15 11 2009

Lolita, luz de mi vida, fuego de mis entrañas. Pecado mío, alma mía. Lo-li-ta: la punta de la lengua emprende un viaje de tres pasos desde el borde del paladar para apoyarse, en el tercero, en el borde de los dientes. Lo. Li. Ta. Era Lo, sencillamente Lo, por la mañana, un metro cuarenta y ocho de estatura con pies descalzos. Era Lola con pantalones. Era Dolly en la escuela. Era Dolores cuando firmaba. Pero en mis brazos era siempre Lolita.

Lolita, Vladimir Nabokov





Historias de Nueva York

15 11 2009

Mantener dos blog es algo complicado, así que durante el curso me conformo con tener más actualizado el que dedico a las clases; pero siempre queda un hueco para compartir alguna cosa por aquí, así que aquí vamos: Historias de Nueva York de Eric González.

La cubierta del libro afirma que hay ciertos conocimientos que son innecesarios: hay cosas que no son cesearioas que se conozcan. El libro trata de estas cosas y, en cambio, es una lectura fascinante: es la mirada de alguien que se identifica con una ciudad y escudriña en sus anécdotas. Narrado desde sus viviencias como corresponsal en Nueva York, nos muestra una cara diferente de la ciudad: la de alguien que vive en ella y se mueve como uno más, pero siempre desde la perspectiva de un extranjero. Hay ciudades que cuando las visitas sientes la necesidad de dejar de estar de paso e instalarte, de recorrer todas la calles, mirar escaparates, sentarte a ver pasar la gente. Con Nueva York, entre otra me ocurrió eso, y eso es lo que encontré en  el libro de Enric González. Así que he de confesar que leí el libro con envidia, con celos. Cuando uno se enamora de un sitio es la clase de experiencias que desearía tener.

Pero hay algo más que da calidad al libro: va más allá de la recopilación de una serie de anécdotas. Hay narración en todo el sentido de la palabra, sabiendo cómo atrapar al lector. Y hay algo más: el sentimiento que añade a cada pedazo de historiay las palabras mágnificamente elegidas para contarlas.

En definitiva un libro imprescindible para conocer y visitar Nueva York. Sólo una cosa no me gustó: debí leerla antes de viajar a Nueva York, la habría disfrutado mucho más.

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